Enfoco. Clones de cera, hiperrealismo mágico
Por aquí han circulado toda clase de personas, sin decir una sola palabra.
La bienvenida te la da uno de los sicarios de Francisco Villa, está semidesnudo, sus manos son de un color y su rostro de otro, no se mueve, parece que esta recargado en algo, pero no, su brazo descansa en el aire sin caerse.
De niño lo tildaban de loco, cuando se iba de pinta prefería los museo, ahora injerta cabello, uno por uno los incrusta en el cuero cabelludo, pone y quita prótesis oculares, escribe huellas dactilares en manos y dedos, hace venas y remarca cicatrices, primero con plastilina y luego los termina con cera.
Su espacio de trabajo se parece más a la plaza central de Apatzingán o de Matamoros que a la de un taller de esculturas, debes caminar entre, cabezas, cabellos, ojos, manos, torsos y brazos, va del surrealismo al hiperrealismo mágico.
Por aquí han circulado toda clase de personas, sin decir una sola palabra, sin mover un dedo, sin parpadear, entre copas y de madrugada Víctor Hugo los ha desafiado más de una vez a que digan una palabra, a que se muevan, pero no hacen caso, desde Juan Pablo II, Benito Juárez, Gandhi, Maximiliano, Messi, Pancho Villa, Blue Demon, Peña Nieto, Shakira, Sherk, Aliens y hasta el hombre lobo.
El detalle y el micro volumen es su especialidad, Víctor Hugo está ranqueado entre los 10 mejores escultores hiperrealistas del mundo, sólo que el surrealismo puro y desmedido en el que ha vivido todos estos años no le ha permitido hacer su propia obra, su propuesta personal, ¿será que entre tanto pensamientos, la inspiración se ha escondido?